"Era un día de invierno, y el cielo inusualmente estaba cubierto de nubes regordetas y grises como pelos de gato. A los chicos nos encantaba ese cielo tan dibujado y andábamos casi todo el día mirando hacia arriba descubriendo veleros, animales, monstruos, cosas (...) Chicho era quien más imaginación tenía para ver nubes, jinetes, gigantes . ¡Dios mío, cuántas cosas en el cielo! Y es que Chicho era especial para todo. En su casa, a pesar de que eran seis hermanos que tenían que repartirse en dos alcobas, le habían habilitado una pequeña habitación para él solo (.) de dos por dos metros (.) Y, como única decoración en las blancas paredes, había colocado sobre la cabecera de la cama una caña de cohete (.)."