"¡La poesía del mar! ¿Quién no la ha sentido? ¿Quién no la ha amado? Los que nacieron junto a la orilla nunca olvidarán la visión de las aguas quietas, azules, con cabrilleos de luz a las horas del sol; los que muchas veces se durmieron al blando rumor de las ondas, y de día, despiertos, soñaron al son de su cantar vago y quejumbroso como un arullo de cuna, al internarse tierra adentro se sentirán extraños, suspirando por la eterna cantinela que dejaron, lamentando no sé que amores traicionados junto a la costa, en la arena de la playa que todavía puede que conserve la huella de nuestros pies y hasta el eco de latir presuroso de nuestro corazón. Se ama al mar con locura, con pasión honda, como se puede amar a una mujer. Porque el mar parece vivir, parece que tiene alma, un alma de niño que no sabe más que llorar o reír. (...)"